Powered By Blogger

jueves

Hortaliza muy conocida, de sabor algo dulce, agradable, se come cruda o cocida, es nutritiva, digestiva y sana. El color de la zanahoria proviene del carotenes o carotina que deriva de (daucus carota) nombre científico de este vegetal. La carotina es una fuente importantísima de vitaminas y las zanahorias nos suministran estas substancias para que nuestro organismo fabrique la vitamina A. Además de su contenido en carotina, o sea la substancia formadora de la vitamina A, las raíces de esta planta contienen gran cantidad de celulosa, o sea residuo indigerible, que resulta de su digestión. Por su volumen dicho residuo estimula las contracciones intestinales, por lo cual esta indicada especialmente en los tipos de estreñimiento debido a la pereza intestinal, en los ancianos y en las personas de vida sedentaria. La zanahoria debe comerse cruda, pueden rallarla. De esta forma se aprovechan todas sus excelentes y valiosas substancias: 1.- Celulosa 2,- Hierro 3.- Calcio 4.- Fosforo Contiene además, proporciones relativamente elevadas de hidratos de carbono y vitaminas: 1.- A, B1, B2, PP y C Las hojas de esta planta contienen cuatro veces mas B2, que la raíz. El jugo de zanahoria, obra en muchas personas, sobre todo en los niños como un excelente depurativo. Tomado en ayunas durante algún tiempo, es muy eficaz para combatir y curar las enfermedades del hígado e ictericia, Purifica la sangre, enriqueciéndola de glóbulos rojos, estimula el organismo, expulsa las lombrices intestinales y previene al organismo de muchas enfermedades, entre ellas la apendicitis, la tisis, y la bronquitis. Cocida y adicionado su caldo de miel de abejas y jugo de limón, se recomienda beberla a los enfermos del pulmón o de bronquios. Es excelente para curar la tos rebelde y alivia el asma crónica y la bronquitis, facilita la secreción de la orina y la expectoración, además activa la circulación de la sangre. La raíz machacada se aplica en cataplasmas sobre los tumores. Como emoliente y resolutiva. La substancia colorante que contiene la zanahoria pasa a la sangre a veces colorea la piel de algunas personas que comen diariamente este excelente vegetal

lunes

Sulfur D6 ( azufre sublimado )



Ardor en todo el cuerpo, general y local, interno y externo, especialmente en los pies. Calor en el vértice de la cabeza, con frio en los pies.  Congestiones locales; aflujo de calor a la cabeza. Opresión en la noche, por aflujo repentino de sangre al corazón. Rubicundez de todas las aberturas del cuerpo. Sensación de vacio y hambre dolorosa a las 11 A, M. Sensación de frio en el estomago. Repugnancia por el agua. Rechazo a ser lavado. Repugnancia a la carne, leche y ácidos. Apetencia de dulce. Beber grandes cantidades de liquido, comer poco. Ardor en la laringe y faringe, con tos seca y disnea. Diarrea matinal o estreñimiento, a veces alternando. Orina, reglas, leucorrea y deposiciones dolorosas e irritantes. Reglas desordenadas, adelantadas y abundantes o atrasadas y escasas. Mal olor del cuerpo. Piel seca, malsana, con erupciones. Sudores nocturnos, irritantes y fétidos. Dolores reumáticos, imposibilidad de acostarse sobre el lado izquierdo o de espaldas. Sueño ligero.



Erupciones crónicas, especialmente secas. Consecuencias de supresión de erupciones cutáneas. Ulceras. Psoras. Líquenes. Forúnculos. Panadizos. Tumores. Escrofulosis. Molestias que alternan con afecciones cutáneas. Malas consecuencias de vacunación o enfermedades infecciosas. Disturbios del metabolismo. Debilidad después de la gripe. Romadizo crónico. Pulmonía. Pleuresía. Catarro pulmonar. Coqueluche. Asma. Linfatismo. Tendencia  a resfríos, tuberculosis y carcinomas. Viruela. Hemorroides. Dispepsia. Oftalmias crónicas. Reumatismo crónico. Niños con herencia toxinicas. Falta de reacción


El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré. El te librará del lazo del cazador, De la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad. No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día, Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará. Ciertamente con tus ojos mirarás Y verás la recompensa de los impíos. Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, Al Altísimo por tu habitación, No te sobrevendrá mal, Ni plaga tocará tu morada. Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra. Sobre el león y el áspid pisarás; Hollarás al cachorro del león y al dragón. Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré. Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación.
Amén

Oración al Corazón Divino de Jesús por un enfermo





Dulcísimo Jesús, que dijisteis:
"Yo soy la Resurrección y la Vida", que recibiendo y llevando en Vos nuestras enfermedades, curabas las dolencias de cuantos se te acercaban;
a Ti acudo para implorar de tu Divino Corazón a favor de los enfermos, suplicándote por intercesión de tu Santísima Madre, la bienaventurada siempre Virgen María, salud de los enfermos, quieras aliviar y sanar en la presente enfermedad a tu siervo....., si es conveniente para su bien espiritual y el de mi alma.
Señor Jesús, que al funcionario real que te decía: "Venid, Señor, antes que mi hijo muera", le respondisteis: "Vete, tu hijo vive".
Sánalo, Señor.
Señor Jesús, que al ciego de Jericó, que sentado junto al camino te decía en alta voz: "Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí", le respondiste: "Recupera tu vista, tu fe te ha salvado", y al momento vio.
Sánalo, Señor.
Señor Jesús, que diciendo: "Quiero, sé limpio", limpiaste al leproso, que te decía suplicante: "Señor, si quieres puedes limpiarme".
Sánalo, Señor.
Señor Jesús, que librasteis al mudo poseído del demonio, hablando luego con admiración a las turbas el que antes era mudo.
Sánalo, Señor.
Señor Jesús, que sanaste al enfermo que llevaba treinta y ocho años de su enfermedad, junto a la piscina de las ovejas, diciéndole: "Levántate, toma tu camilla y anda" y anduvo. Sánalo, Señor.
Señor Jesús, que delante del hijo muerto de la viuda de Naím, enternecido, dijiste a la madre: "No llores"; y tocando el féretro, añadiste: "Joven, a ti te digo, levántate"; entregándolo luego vivo a su madre.
Sánalo, Señor.
Señor Jesús, que dijisteis: "Bienaventurados los que lloran porque ellos serán consolados". Sánalo, Señor.
Señor Jesús, que dijisteis: "En verdad, en verdad te digo, que todo cuanto pidieras al Padre, en mi Nombre, os lo dará".
Sánalo, Señor.
Omnipotente y sempiterno Dios, eterna salud de los que creen, escúchanos en bien de tus siervos enfermos, por quienes imploramos el auxilio de tu Misericordia; a fin de que recobrada la salud, te den en tu Iglesia ferviente acción de gracias. Por Cristo Nuestro Señor. Así sea.