
La antigua creencia de que estimulando las extremidades se pueden mejorar ciertas dolencias, conocida como reflexología, sigue usándose en la actualidad como parte de la medicina alternativa.
A pesar de que se dice que una persona con buena apariencia por lo general cuida con esmero sus extremidades inferiores, muchos dejamos en el olvido nuestros abnegados pies. Según explica Vivian Urcuyo, médica bióloga con especialidad en medicina alternativa y homeopatía, el cuidado de los pies no sólo persigue una relajación o una apariencia pulcra, sino que constituye una terapia estimulante, relajante y hasta curativa. “Eso es la reflexología”, afirma.
Esta disciplina se basa en el estudio y terapia de la planta de los pies y otras partes del cuerpo, como las manos y el cuero cabelludo, para mejorar diversas dolencias. “No es sólo un masaje, es parte de la medicina holística. Abarca diagnóstico y medidas orientadas a la prevención y tratamiento de las enfermedades empleando recursos de la tendencia autocurativa de nuestra naturaleza”, explica la profesional.
Según esta terapia, las zonas reflejas de la planta del pie corresponden a todas las glándulas, órganos y partes del cuerpo. “Un profesional puede detectar el estado de salud de una persona con punciones y reflejos de dolor”, refiere el médico quiropráctico Omar Juan Daccarett.
Orígenes
Se han identificado pruebas de la práctica de la reflexología en las antiguas culturas china y egipcia desde hace más de cuatro mil años.
Sin embargo, la reflexología moderna se basa en el trabajo de dos doctores estadounidenses, William Fitzgerald y Joe Shelby Riley, quienes iniciaron su empleo en la década de 1920. Actualmente esa terapia es usada en todo el mundo.
Para prevenir y curar
“La reflexología no se contrapone con la medicina tradicional, ni con las indicaciones de los médicos, más bien es una ayuda”, sostiene Urcuyo. Por su parte, Daccarett señala que dependiendo de la capacidad del terapeuta y de la gravedad de la dolencia, debe consultarse a un médico o no. No obstante, asegura, la reflexología se contraindica para mujeres embarazadas y quienes padecen de enfermedades infectocontagiosas, cardíacas, que requieren cirugía o con cáncer linfático, así como a personas con pies atrofiados.
Una simple piedra pómez puede ser un buen instrumento de reflexología, ya que no sólo estimula los pies, sino que además los suaviza. “Generalmente, las personas que no se ocupan de sus pies ni de eliminar callosidades sufren de fatiga crónica, ya que nunca los cuidan ni se preocupan por mejorar su circulación sanguínea”, comenta Urcuyo.
Ambos profesionales cuentan que por lo general tratan a personas que sufren dolencias de tipo nervioso, como migrañas, estrés, depresión y enfermedades crónicas que pueden ser mejoradas. “Sin embargo, también se recomienda como un tratamiento preventivo, pues así se evitan males mayores”, dice Urcuyo. La profesional hace ver que muchas enfermedades graves tienen su origen en el mal manejo de las tensiones de la vida.
¿Qué dolencias cura?
Debido a que la reflexología es una técnica relajante, sus alcances se relacionan con problemas ligados al estrés. “A través del proceso de relajación del cuerpo los pacientes pueden manejarlo mejor y prevenir las enfermedades derivadas de ese mal tan común en esta época”, señala Urcuyo.
Además, según Daccarett, se pueden tratar e incluso curar otros padecimientos. Por ejemplo, mediante las presiones en zonas específicas se mejora el sistema linfático y la circulación en las venas, así como los dolores de cabeza. “Es un gran auxiliar para mejorar deformidades de los pies y de la columna vertebral, así como para controlar enfermedades crónicas como colitis, gastritis, presión arterial”, dice Urcuyo. Bien utilizada, la reflexología puede reducir hasta la mitad del tiempo de curación de algunas dolencias. Aunque esa técnica produce varios efectos positivos, tiene limitaciones. No debe sustituir los tratamientos médicos, pero puede usarse como complemento.
La reflexología se puede incorporar a un estilo de vida sano que incluya dieta sana, ejercicio y otras técnicas de relajación. Su popularidad, acrecentada en los últimos años, se debe a que brinda una relajación completa, provocando una tranquilidad reconfortante.
“La reflexología promueve la producción de endorfinas”, escribe la doctora Frankie Avalon en su libro Reflexology. “Esas hormonas son producidas por la glándula pituitaria, y su flujo en el cuerpo actúa sobre el sistema nervioso para reducir el dolor y mejorar el estado de ánimo”, apunta.
Por profesionales
Si decides consultar a un especialista en reflexología, asegúrate de que tiene un diplomado en el tema. Toma en cuenta que no se trata de un simple masaje. Daccarett recomienda buscar estos servicios en clínicas especializadas o spas de prestigio.
Si padeces de alguna enfermedad en particular, Urcuyo recomienda que pidas antes la opinión de tu médico. El reflexólogo te hará una inspección de los pies, para luego hacer una presión directa y perpendicular sobre las zonas específicas.
Dependiendo del dolor experimentado, se gradúa la intensidad de la presión hasta lograr un efecto relajante o curativo.
Luego se recorre punto por punto a través del mapa de la planta del pie. Conforme se repiten las terapias el dolor disminuye y aumenta la tranquilidad.
Ten en cuenta que durante la terapia tal vez sentirás dolor, lo cual no es para asustarse, sino para alertarle sobre posibles males.
Cuidados de los pies
• Una de las principales recomendaciones para tener unos pies saludables es usar calzado cómodo.
• Atiende tus pies eliminando callosidades, hongos y uñas largas o enterradas, ya que son estímulos negativos en las zonas reflejas.
• Mantén una higiene adecuada. Seca tus pies por completo después de bañarte, en especial en medio de los dedos. Además procura tenerlos ventilados.
• Usando el mapa de los pies, puedes aprender a darte automasajes en caso de que no puedas asistir rápidamente a donde un terapeuta.
• Una manera sencilla de estimular la planta del pie es frotarla con una crema casera hecha con aceite de oliva y granos de sal.
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